Love of my life (1975): La tecnología bendita y maldita puede (claramente) convertirse en un pesado enemigo del hombre -ha pasado varias veces- y más aún si se trata de un hombre al que le cuesta tanto entenderla y aceptarla como yo. Un hombre promedio o menos, dirán algunos. La cosa ésta que me da, por compartir canciones con quienes asoman por acá, me gusta. Compartir felicidad y despojos. Pero cuando el "hosting" (espacio en la web donde alojo las canciones, que al día de hoy no sé muy bien qué hace, cómo funciona, ni para qué demonios sirve) no funciona bien, me complica esta pequeña porción de mi existencia. Entonces maldigo y desisto de compartir lo que comparto. Vuelvo e intento, a veces funciona y a veces no. Está lejos de ser algo "bien inventado". Pienso lo mismo de la televisón digital, los reproductores de música digital y todo lo que tenga la palabra digital.
Aguante la analogía. Quiero decir lo análogo, como los vinilos, como mi corazón y el vuestro.
Hoy probé con una canción que amo. Me laventé con ganas de escuchar a esta banda que olvido entre tanta canción y delicia country. El alma la pedía y ahora la comparte. Es una versión en directo de 1979. Miles de voces comulgando Rocanrol.
Hoy descubrí que al igual que los Beatles, Queen me reconcilia con la vida.
4 comentarios:
Jajajaja viejo Beto y me lo dices a mí que soy todo un "primate" cibernético. Pues nada amigazo, de repente uno se da cuenta que la música, ni importa de dónde salga, está ahí, nos persigue y siempre termina por encontrarnos. Un abrazo hermano.
Carlos Eduardo
ay dios.
ey!, han sido de los mejores cinco minutos de mi semana, que joya esa canción, que viaje...
Freddy viene con algo hermoso y temina dándome un tirón de huevos.
Por donde viene casi siempre es digital.
El tirón es siempre análogo.
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