5 de noviembre de 2012

Anny (1969) + Fuiste mía un verano (1969) + Juan el botellero (1973):

La voz de Leonardo Favio, magnética e histriónica, se escuchaba en mi casa en sus canciones románticas, principalmente, a veces cantadas por mi viejo; así quedaron impresos en mi memoria para siempre temas como "O quizás simplemente le regale una rosa", "Fuiste mía un verano", "Ni el clavel, ni la rosa" o "Ding-dong, Ding-dong, estas cosas del amor" como un recuerdo feliz.

Varios años más tarde supe que Favio no sólo era un gran cantante, también era tal vez el más importante director de cine de su país, pero no me aproximé a su obra sino hasta el año pasado. Llegaron cartas desde Buenos Aires que anunciaban la exhibición en Bogotá del Salón Favio, una mirada retrospectiva a la obra de Favio ideada por mi amigo Pablo Dacal y Tálata Rodríguez. Conseguimos llevarla a Medellín. De esa forma pude ver "El amigo", "Soñar, soñar" y "Gatica, el mono". Gracias a Dacal también conocí la vena menos romántica de Leonardo Favio cantante, tan honda como sus películas, y pude comprender el poder catalizador de sus creaciones y la fascinación que despertaba en el pueblo, bien con sus películas en Argentina, o bien con sus canciones en el resto del continente americano.

Fuiste memoria, eres memoria y serás memoria, siempre. Gracias, Leonardo querido. Ojalá que exista el cielo.

Amy:
 

Fuiste mía un verano:
 

Juan el botellero: