8 de julio de 2011

Tres agujas (1984 - 1999): Hace unas semanas crucé el charco para recorrer las carreteras españolas en compañía de mi amigo músico Andrés Correa. Entre tantas cosas buenas vividas como reencotrarme con algunos de mis amigos más queridos, empaparme en carne viva de la movida cantautoril española (buena, regular y mala), hacer turismo y todo lo demás; ocurrieron un par de detalles pequeños que sin quererlo me reconciliaron en definitiva con dos músicos vitales para mí. A continuación el primero de ellos.

Nunca olvidado pero sí abandonado por un servidor desde hace ya varios años -por diversos motivos que no se me antoja explicar-, Fito Páez marcó mi larga adolescencia y llenó de alegría mis días. No tengo que escarbar mucho en mi memoria para reconocer que fueron las canciones del rosarino las que más canturreaba por aquí y por allá o en donde quiera que me encontrara. Luego, llegó el siglo XXI.

Pero en Oviedo se dio un momento precioso: mientras Pablo Moro conducía rumbo al Monte Naranco escuchábamos ese disco doble, colección de retazos en directo llamado "Mi vida con ellas". Cuando sonó "Un vestido y un amor" Pablo nos confesó que era su versión favorita de la misma cantada por su autor y comenzó a cantarla con tanto gusto -y con el vozarrón que tiene- que me transmitió la emoción que Fito no conseguía desde hacía tanto tiempo. Entonces y en fracción de segundos me sorprendí cantando al lado de dos grande músicos y amigos aquella extraña canción y después la siguiente y la siguiente y así, hasta que llegó a su fin. Fue suficiente para volver a querer escuchar y canturrear los grandes discos de Páez, como aquel que marcó su debut y contiene esta canción.

 

No hay comentarios.: