Gloria (1966): Hace una semana me sentaba en una banquita de cemento para hablar con Andrés Gualdrón de música y canciones. Entre tema y tema quedó flotando en el ambiente una sensación casi familiar y comunitaria: el mundo de la música está pasando por un momento oscuro. Algunos días previos o posteriores me enteré de una noticia que confirmaba lo espeso y triste del momento al que aludo. En España acababan de cerrar el espacio radial conducido por Diego A. Manrique por más de 18 años.
Rewind... Era 1993. Yo acababa de descrubir la felicidad eterna y me arrojaba a ella en los brazos de los Beatles. Mi papá acababa de comprar un carro de color verde esmeralda, mientras que los periódicos nacionales entraban en la moda rentable de vender coleccionables. Aunque algo borroso, creo recordar que El Tiempo presentó un atlas con mapas políticos y geográficos que incluían a los pequeños países nuevos luego de la caída del Muro de Berlín, mientras que El Espectador ofreció una colección sobre Colombia, sus regiones, tradiciones, festividades, gastronomía y cosas por el estilo. Lo que recuerdo perfectamente es que La Prensa y su sección de música llamada Planeta Elvis, se atrevieron a entregar La Historia del Rock en 42 fascículos. Uno cada viernes.
La Historia del Rock era licenciada por el diario El País de España y estaba dirigida por Diego A. Manrique. Durante 42 viernes me dediqué a aprender de rock de la pluma de Manrique y sus colaboradores. Orígenes, géneros, bandas por montones, movimientos, subculturas, industria, eras, términos, cronología y muchas cosas más. Algo de mi pequeño disco duro fue ocupado por cada uno de los artículos de una colección imprescindible a la hora de tomar la decisión sobre qué carajos quería estudiar. Al final, el primer fascículo de la colección me ayudó a sostener teóricamente mi sonada monografía de grado.
Fastforward... La providencia quiso que una copia de dicha investigación llegara a las manos de Diego. Y quiso más cuando después de leerla tuvo unas palabras públicas sobre y para la misma y por extensión para conmigo. Intentar explicar qué significa para mí que uno de los responsables de que yo haga lo que haga es imposible. Sólo baste decir que es uno de los detalles más bonitos de mi vida.
Play... La burocracia española ha decidido acabar con "El Ambigú", el programa de Manrique. No hay explicaciones serias del porqué. El nuevo director de turno decidió que ya no más. Así, como suelen hacerlo en todas partes del planeta, a las patadas, sin dar explicaciones, abusando del poder. ¿Y los que escuchamos su programa? ¿Y los que queremos seguir aprendiendo o sencillamente disfrutando de su saber? El siguiente por favor.
Esta canción hecha en Bogotá en 1966 por los Young Beats, un grupo de jovencitos complicados amantes del blues y el rocanrol es para Diego A. Manrique. Para que aguante, para que no desanime y siga animando y enseñando que “no existe música buena y música mala" tan sólo "música que emociona y música que no”. Desde donde sea, que siempre tendrá quién lo escuche.
(Explicación no pedida, acusación manifiesta) No existe en Colombia un símbolo de la radio ligado al rock nacional que acumule el saber y la afición sencilla por la música como Diego A.Manrique. Durante breves temporadas disfruté de las voces y el conocimiento de Félix Sant-Jordi, Gustavo Gómez Córdoba, Eduardo Arias, Sandro Romero Rey y Álvaro González. Este último defendió como un titán a la radio pública cuando el tirano de turno quiso acabarla. La salvó y existe y la disfrutamos gracias a él.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario