El sitio de mi recreo (1992): Las emociones se mezclan a la hora del café. El cielo de Madrid es grande pero chico para lo enorme que es Antonio Vega, que se fue dejando su tristeza y su nobleza en los corazones. Su mirada y el andar errante buscando un lugar -que quizás no existe- lo llevaron hasta abismos indeseables. Allí -luchando contra gigantes- encontró esa belleza urgente que se hace visible sólo cuando el fondo obliga. Ojalá que exista el cielo...
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