5 de mayo de 2012

Parao (2002): Esta semana el cacto ha vuelto a florecer. Cada botoncito que brota en él alegra mi casa. Ayer en la tarde mi padre llegó para contarme la noticia. Esta semana lo llamamos un par de veces para preguntarle cómo se encontraba pero nadie atendió ninguna de las dos llamadas. Pensamos que la hora no era la adecuada, que quizás estaba descansando. Las últimas veces que conversamos mientras me recetaba medicinas para una infección oftálmica y vitaminas, hablamos de Dios, de fútbol, de la enfermedad de Perthes, de la salud pública y del sistema óseo. Hace casi diez años me salvó la vida, cuando me vio me dijo "Si vienes mañana ya no hay nada que hacer". Yo me estaba desangrando por dentro. En mi última visita me contó su vida. Lo vi bien. Quería contarle que me he vuelto vegetariano y ver la expresión en su rostro. Fue el más grande. De él aprendí la misericordia.

Lo echaré mucho de menos, querido doctor Eduardo Alvarado Valero. Sabe, usted y yo nunca hablamos de música, pero hoy quiero decirle que siempre pensé que su vida fue así, como lo que canta Rubén en esta canción. Mi admiración eterna y mi agradecimiento infinito para usted. Ojalá que exista el cielo para volverlo a ver.

   

1 comentario:

Florinda dijo...

Cada vez me siento mas orgullosa de la buena sangre que los abuelitos sembraron en esta tierra. Don Humberto debe estar demasiado orgulloso de ti alla en el cielo y seguro que tendran con la abuelita y el buen doc sus ratos de tertulia.