24 de noviembre de 2010

You take my breathe away (1976): Aún conservo el viejo casete en el que grabé los grandes éxitos de Queen. Lo copié de un casete pirata de una prima a la que le gustaba el rock. Mi relación con Queen no ha sido de amor profundo pero ha estado presente siempre. Recuerdo de lejos ver el tributo a Freddie Mercury en Wembley, mi atención puesta en David Bowie y Mott the Hoople, el coro gospel en "Somebody to love", Elton John, Robert Plant y Roger Daltrey; recuerdo a los cantantes y la ausencia del El Cantante.

Muchos años después casi canto "Bohemian Rhapsody" para 1.600 personas. Mi profesor de técnica vocal estaba ayudando en el montaje de una vergonzosa ópera-rock, un día al finalizar la clase me pidió que me quedara y cantara solo "Bohemian Rhapsody".En principio esa canción la haría una chica pero empezaba a fallar a los ensayos y no la notaban muy comprometida. Así que me pidieron que la ensayara junto con una de Serú Girán. Canté "Bohemian Rhpasody" como un loco durante un mes. Me gustaba cómo sonaba en mi voz. Al final hice la de Serú, pero por alguna extraña razón me sentí orgulloso de la voz de Mercury en mi voz. ¿Herejía?

El recuerdo de algunos amigos queridos me remite de inmediato a Queen. Hace casi cuatro años descubrí que las canciones de Queen me reconcilian con la vida. Todas, o casi. Creo que esto ya lo había dicho. En todo caso, son mis palabras de profundo agradecimiento para Freddie Mercury por toda la alegría otorgada. Ojalá que exista el cielo.

 

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