17 de marzo de 2009

Castillo de piedra (1972): Una mañana a mediados de la última década del siglo XX me encontré en el centro con mis amigos Rino y Óscar para ir a buscar una supuesta bodega que Rino había descubierto en la que supuestamente vendían discos muy baratos y de difícil acceso. Recorrimos toda la Séptima y la Octava y también la Novena y la Sexta entre Jiménez y Diecinueve. No encontramos nada. No supe si en verdá tanta dicha imaginada era mentira o qué, no quise saber tampoco. Sólo recuerdo que me levanté con ganas de comprar un disco del 'Flaco' Spinetta con Pescado Rabioso. Óscar también quería comprar discos de una banda que ahora prefiero no mencionar. Entonces terminamos a donde debimos haber arribado desde el principio.

Llegar a la Musiteca siempre implica abrir bien los ojos, maravillarse y quedar boquiabierto. Es un pequeño cielo en la tierra para todos los melómanos. Desde 1980 en la Musiteca se encuentra música por doquier: ya sea en formato digital, en vinilo de 180 gramos, reediciones, cajas de lujo, películas y conciertos en VHS, en DVD y en Blue Ray, calendarios, camisetas y souvenirs de todo tipo, pero sobre todo, en la calidez de Saúl Álvarez.

Esa mañana le pregunté a Saúl que si tenía a Pescado Rabioso. Me mostró el segundo disco de la banda pero también me mostró un disco raro de Spinetta llamado Spinettalandia y sus Amigos. Ese álbum maldito en la discografía del 'Flaco' sigue siendo mi favorito, básicamente por cómo llegué a él. Esa mañana sentí que aquel disquito -reeditado y con una nueva y mejorada carátula y una linda nota introductoria- estaba ahí para mi y que Saúl se había encargado de cumplir la misión de ponerlo en mis manos.

La última vez fui a llevarle una copia de mi libro. Él no sabía que era yo el del librito sobre la historia del Rock Colombiano. Me sentí un poco avergonzado entregándole a él un texto sobre algo que él mismo había ayudado a construir. Lo recibió a gusto y con agrado y yo me sentí orgulloso y agradecido por su venia.

Hoy Saúl ya no está más acá. Ese pequeño cielo en la tierra extrañará su calidez y su sabiduría. El bicho de la curiosidad tendrá que buscarse otras formas.

A Saúl millones de gracias.



2 comentarios:

Andy dijo...

Amo esa canción. Qué le pasó al man de la musiteka??

Un abrazo.

MariaPaulaLG dijo...

de los pocos cielos, tiendas de juguetes y esas cosas que tanto faltan en bogotá

bonito post

saludos,