13 de febrero de 2014

Mis días de radio

La presencia de la radio fue definitiva en mi vida. Me recuerdo de pequeño acompañando a mi madre mientras ella hacía la comida o limpiaba la casa, la radio encendida y sintonizada en Acuario Estéreo o Cerros Estéreo para hacer duetos con Rocío Durcal, Raphael o Roberto Carlos; cuando mi padre estaba presente él cantaba cuando pasaban a Palito Ortega, Leonardo Favio o Sandro, nuestro favorito de siempre. También me veo en el pasado acompañándome de la radio mientras hacía mis tareas del colegio, ponía Bienvenida Estéreo para agarrar la canciones de Niche o de Juan Luis. Y unos años más tarde, después de descubir a los Beatles y entregarme (casi) de lleno a su música, me acuerdo de estar girando las perillas del viejo equipo Sharp, en el que aún sintonizo la radio y pongo vinilos, buscando canciones que me llevaran, por un instánte, a esferas desconocidas. Fue así que la radio se fue convirtiendo en mi vehículo favorito a otros mundos, tiempos y geografías. Hoy, en el día mundial de la radio, a manera de álbum de fotos sonoras presento un agradecimiento a cinco programas de radio esenciales en mis días de radio, hace tantísimos años.

Beatles 91.9:  Una tarde cualquiera de 1994 o 1995, encontré el mejor programa de radio para cualquier aficionado incipiente de la obra de los Beatles. A las cinco de la tarde un joven Gustavo Gómez Córdoba, enseñaba con pasión y altura todo lo que sabía de los 'Fab Four', presentando gustoso canciones de su amplia coleccción privada desde la frecuencia modulada de la Universidad Javeriana. Cuando empezaba el programa yo paraba todo lo que estuviera ocupándome e iba a "misa" a escuchar a Gustavo predicar sobre los cuatro evangelistas: John, Paul, George y Ringo.


Imaginarios del rock: En la búsqueda de canciones o programas relacionados con los Beatles -óbviese, por favor, la presencia irremediable del cuarteto en este texto-, una tarde de miércoles de 1996 me encontré con una voz profunda, una mujer hablaba de rock de una manera tal que hechizaba y envolvía con su narración al que se detenía a escucharla en UN Radio, la radio de mi universidad. Diana Uribe, antes de convertirse en la historiadora más reconocida del país, nos enseñó a muchos la influencia del rock en la sociedad occidental en el siglo XX.


La clase de español: Cada lunes a las 9 o 10 de la noche en la estación de radio juvenil más importante que tuvo Colombia, 88.9 La Súperestación, un joven amante del rock hecho en nuestro idioma se aventuraba a contar el continente a través de las canciones más importantes del momento y revisitando discos clásicos. Álvaro González Villamarín, "El profe", abría y descubría con emoción los discos nuevos contagiando a quien le escuchaba. Colombia se sintonizó con el presente en el momento más fértil que ha tenido la música hispanoamericana.


Rocktámbulos: A inicios del siglo XXI, la frecuencia jóven de la Radiodifusora Nacional de Colombia, 99.1, abrigó a todos los aficionados a la música pop con una programación de altísima factura en las voces de discjockeys especializados y apasionados. El dramaturgo, escritor y periodista Sandro Romero Rey, fan fatal del rocanrol, acompañó muchísimas de mis noches de trasnocho. Mientras yo me dedicaba a escribir ensayos sobre historia antigua o historia de la América precolombina, Sandro hablaba y pasaba canciones dándole luz a la noche.


La noche de los lápices: Para esa misma época que separa al siglo XX del XXI, un programa diario que iba de 7 a 9 de la noche en los 104.9 del FM bogotano, pasaba canciones de música popular hispanoamericana seleccionadas con delicadeza y buen gusto. Para entonces el alimento que buscaba en la radio, principalmente rock argentino, encontró en la voz y la programación musical de Félix Sant-Jordi, un lugar donde parar para saciarme y aprender. Tuvo la Providencia a bien destinarme conocer a Félix, trabajar y aprender de radio junto a él, hacerlo mi amigo y, dicho sea de paso, permitirme estar donde estoy ahora.


Con Félix hicimos luego una estupenda serie radial para Radiónica de cien episodios sobre la historia del rock hispanoamericano que se pude escuchar acá: http://www.historiarock.com/

4 de diciembre de 2013

Father and son (2007): Tres hombres hay en mi vida: Don Humberto, mi abuelo; Don Hernán, mi padre; y Wolfie, mi hermano. Mi santa trinidad masculina. Los tres poseen un profundo sentido de la generosidad que pocas veces he visto en otros. De los tres he aprendido infinidad de cosas y por ellos son quien soy; de mi abuelo heredé altivez, valentía, furia y ternura, a mi hermano le he copiado (con mala fortuna) la simpatía, la gracia, el estoicismo y la ternura de mi abuelo. En el camino que recorro, despacio, aprendiendo la compasión como fin último de mi vida, mi papá, sin saberlo, es faro que guía e ilumina; en él me reflejo y sobre su enseñanza me construyo (y reconstruyo).

A los 25 años recién cumplidos Don Hernán fue padre por primera vez, desde entonces, cuando miró amoroso a los ojos de la Providencia que no respondió a sus preguntas esa eterna e inquietante noche de diciembre de 1979, hasta hoy, 35 años después que cumple 60, ha hecho un trabajo excepcional para conmigo y el universo.

Don Hernán es un sabio (como esos que viven solos en la cima de una colina y tienen la barba larga aunque él viva en casa con mi madre y se afeite a diario), no miento, y es el único que conozco. ¡Gracias por tanto amor, pá! ¡Salut!

 

15 de julio de 2013

You feel so lonely you could die (2013): Más allá de la coincidencia obvia de los nombres, no consigo entender (y menos explicar) la asociación permanente que hago entre el siguiente soneto que escribí hace un tiempo y la bendita penúltima canción del inesperado disco de Bowie. Para mí, una asincronía maravillosa.


El primer hombre en la Tierra

Solo estuvo Jesús en los Olivos,
solo estuvo el profeta en el desierto,
solo estuvo en prisión el fugitivo,
solo estuvo ante Dios el hombre muerto.

Solo estuvo el esclavo en la galera,
solo estuvo, sin nada, el exiliado,
solo estuvo el soldado en la trinchera,
solo estuvo en la trocha el masacrado.

Solo estuvo el adicto en su espejismo,
solo estuvo el judío ante el cianuro,
solo estuvo el amor entre la guerra.

Solo estuvo el suicida en el abismo,
solo estuvo mi espíritu en lo oscuro,
solo estuvo el primer hombre en la Tierra.

 

8 de junio de 2013

Ah-Ah/O-No (1972): La historia es así, sencilla. Salieron de un bar, caminaron unas cuadras hasta dar con una calle principal a esperar un taxi para ella, por la esquina en la que se encontraban giró y se detuvo un camión de la basura de color blanco con verde, el basuero que acompañaba al chofer del camión asomó su cabeza y su brazo derecho por la ventana a la vez que mascullaba algo que no entendieron, ella se asustó, él volteó a mirar qué pasaba, detalló que el basurero les extendía dos bombones, "son de chocolate" dijo el basurero, él los recibió y agradeció con una sonrisa, le pasó uno a ella que también dibujó su sonrisa, el semáforo se puso en rojo y caminaron hasta un taxi libre, se despidieron, ella se subió y el siguió caminando por una calle bogotana mientras silbaba la siguiente canción:

 

19 de enero de 2013

Algo ha cambiado para siempre (2010): Desde que escuché a Miren Iza en su proyecto en solitario llamado Tulsa sucumbí a su encanto, a cómo arrulla el dolor, a las formas y los dejos de su voz, a la intensidad con que aborda cada sensación, cada recuerdo, cada momento, a la precisión con que expone y disecciona el amor en sus canciones. La vida quiso que Miren Iza tocara en Bogotá el 18 de enero de 2013, en pleno centro histórico, a las tres de la tarde para unos pocos que fuimos más que muchos. Un show tan delicado como voraz. Al final, después de casi 50 minutos y con una alegría que me superaba, la felicidad se concretó por un instante cuando regresó para cantar una canción más, la que yo quería y ya me había hecho a la idea que no escucharía.

 

Algo dentro de mí se ha roto, se ha partido como una nuez
Habría pedido que esto no nos pasara a ti y a mí
Cinco días enteros sin saber, cinco días enteros sin saber
al sexto ya no preguntaré.

Algo ha cambiado para siempre.
Algo ha cambiado para siempre.

Ahora te vas al sur, me dices, el norte quédatelo tú
La lluvia incesante, tortura constante, ha negado tu corazón
Ya no te puedo querer, sólo falta que dejes de doler
Alguien tendrá que romper este rizo maldito de una vez.

Algo dentro de mí se ha roto, se ha partido como una nuez
Habría pedido que esto no nos pasara a ti y a mí
Se aburre el espectador, se cae agotado el telón
Aquí ya no hay nada que ver
Dicen que bosteza hasta el apuntador.

Si hay algo intacto aun, no sé
El miedo no avisa.

31 de diciembre de 2012


A unas horas de que Dosmildoce cierre sus ojos para siempre, me animo, sin esperarlo, a recordar mis quereres y a regalar dos canciones que sintonizan cuánto los quiero:  

Just breathe (2009):
 

En la vida hay amores que nunca pueden olvidarse... La espera hecha recompensa celebrada con cerveza y cigarrillos en La Candelaria; el principe de Asturias cantando en Bogotá; La invención de Hugo Cabret; la luna que asoma en los cerros; la soledad; una bandeja paisa con Club Colombia antes de llegar al estadio; El Campín lleno, un abrazo de dos horas hasta la eternidad, Blackbird y I've got a feeling; la felicidad; reseñas de discos y conciertos en el único gran diario de opinión musical; conversaciones sobre Wes Anderson en el Hotel Tequendama; el Emperador del Universo vivito y coleando en el Parque Simón Bolívar; Old Ideas; el festival más bonito del mundo; una conversación sobre La Pampa esperando un taxi al Aeropuerto El Dorado; Chile vs Colombia jungando de local en mi casa; el mejor café y las mejores conversaciones del mundo en el 4 - 603; una guitarra Sevilla que espera por canciones hechas a cuatro manos; una conversación sobre poesía en algún buen café de Quilmes; una pizza veggie en Galerías; el Teatro Pablo Tobón y un abrazo de admiración y afecto; todas las canciones, cervezas y cigarrillos en Matik-Matik y en Rec Bar; un pic-nic de cumpleaños en el Park Way; el Park Way y su sonrisa; la 11 con 72 y otro abrazo que se hace casi eternidad; una noche de radio en la Nacional Rock en la calle Maipú; una conversación sobre la vida y la muerte en el vegetariano de la Caracas con 28; el fantasma de Gardel en la suite del Nutibara; una conversación sobre toros y Eduardo Mateo en un hotel de Teusaquillo; The Boxer y un kilo de helado en Caballito, un concierto único en Vuela el Pez y una conversación sobre todolodemástambién en alguna esquina de la avenida Córdoba; la sensación maravillosa en Bogotá; la luna llena traducida en mensajes de texto sin dirección; cerveza negra y enchiladas en Usaquén; Pink Moon (casi) resucitado; los Animales Blancos en Boogaloop y una sonrisa inesperada; 407 días como campeón del mundo; mate con manzanilla, menta y vinilos en San Telmo; vegetarianismo experimental y casero; el Emperador del Universo humillando en Bouchard y Corrientes; una comida en el bosque interior con cielo abierto en Colegiales; la Monapizza o el punto más cercano a Radio Nacional para conversar y refrescarse con Club Colombia; las guitarras del tiempo; el sol más bonito de Bogotá ocultándose frente al Museo Nacional; la carrera novena entre 72 y 62 a la media noche; esa sonrisa preciosa y palpitante y ese brillo en la mirada en esa esquina donde inicia la avenida Rivadavia; discos que llegaron desde diferentes geografías vía email o correo certificado y emocionaron hasta el tuétano; libros; cafés; posdcast; películas; cigarrillos, cervezas; vino; perritos; gatos; papá y mamá; las eternas y hermosas sonrisas de Luis Alberto, Chavela y mi doc. Eduardo. ¡Gracias!

Amor y luz para todos en 2013.

Tierra (2012):
 

5 de noviembre de 2012

Anny (1969) + Fuiste mía un verano (1969) + Juan el botellero (1973):

La voz de Leonardo Favio, magnética e histriónica, se escuchaba en mi casa en sus canciones románticas, principalmente, a veces cantadas por mi viejo; así quedaron impresos en mi memoria para siempre temas como "O quizás simplemente le regale una rosa", "Fuiste mía un verano", "Ni el clavel, ni la rosa" o "Ding-dong, Ding-dong, estas cosas del amor" como un recuerdo feliz.

Varios años más tarde supe que Favio no sólo era un gran cantante, también era tal vez el más importante director de cine de su país, pero no me aproximé a su obra sino hasta el año pasado. Llegaron cartas desde Buenos Aires que anunciaban la exhibición en Bogotá del Salón Favio, una mirada retrospectiva a la obra de Favio ideada por mi amigo Pablo Dacal y Tálata Rodríguez. Conseguimos llevarla a Medellín. De esa forma pude ver "El amigo", "Soñar, soñar" y "Gatica, el mono". Gracias a Dacal también conocí la vena menos romántica de Leonardo Favio cantante, tan honda como sus películas, y pude comprender el poder catalizador de sus creaciones y la fascinación que despertaba en el pueblo, bien con sus películas en Argentina, o bien con sus canciones en el resto del continente americano.

Fuiste memoria, eres memoria y serás memoria, siempre. Gracias, Leonardo querido. Ojalá que exista el cielo.

Amy:
 

Fuiste mía un verano:
 

Juan el botellero:
 

28 de octubre de 2012

Love calls you by your name (1971):

19

Yo sé que no hay
                  cielo ni infierno.
Sé que estamos en 1967.
Pero estás durmiendo, has dormido
con alguno de mis amigos.
No es simplemente algo que querría saber,
es lo único que quiero saber
no me interesa el misterio de Dios,
ni quiero saber nada sobre mí mismo,
ni si yo soy el de verdad.
La única sabiduría que quiero poseer
es saber si
estoy o no solo en tu amor.

Leonard Cohen. La energía de los esclavos. 1972.